Los eventos nos vuelven a spoilear…

Cómo nos cambia el día cuando disfrutamos de un evento, la emoción nos invade, todo va bien al día siguiente,  eso de que la “marraqueta es más crujiente” es real; y ese recuerdo se traduce en nuestro comportamiento positivo hacia las personas, las marcas, los productos o servicios que fueron parte de esa experiencia.

Un poco cansados de lo virtual, como que ya nada nos sorprende, estamos con ganas de salir, ansiosos de volver a compartir momentos en vivo, un tremendo desafío para los eventos y sus productores. Y si sumamos las expectativas (cegadoras por cierto, como nos dice Maturana) esperamos experiencias inolvidables.

Y bueno, la vuelta no ha sido nada fácil, regresaron algunos eventos masivos postergados,  quedamos felices de ver a nuestros artistas favoritos, pero la experiencia no es total: problemas para ingresar o salir de los recintos, retrasos en los horarios, entre otros temas, nos cambian ese disfrute.

Esta pandemia, que no termina del todo, nos sigue sorprendiendo y los eventos deben adaptarse a los cambios de aforo, cambiar de fecha o simplemente suspenderse hasta nuevo aviso. El pasado lunes 13 de junio, por ejemplo, Mick Jagger anunció que tenía covid y los Rolling Stones suspendieron su concierto en Ámsterdam. Los organizadores del concierto subieron al escenario para informar al público que ya estaba eufórico dentro del estadio que se reprogramaría el espectáculo, noventa minutos antes de comenzar. «No puede cantar, no puede tocar» «No hay show esta noche…».

Las marcas, las empresas están paulatinamente retomando sus eventos, pero también dando señales de austeridad, ya no tiran la casa por la ventana, incluso están produciendo sus propios eventos.

La industria ha cambiado y con ello los profesionales del mundo de los eventos también. Reinventarse, experimentar en lo digital e innovar ha sido necesario para sobrevivir.

Sumemos también los cambios en la economía mundial, los cambios sociales, consumidores siempre conectados, el bien común, las nuevas demandas y prioridades, la inclusión y lo sustentable; ingredientes a tener presentes al momento de diseñar y realizar un evento.

El “desde” va más allá, hay que estar preparados para convivir con la virtualidad, lo híbrido llegó para quedarse, ha de ser parte de nuestra oferta de servicios, y también los protocolos que den seguridad y recuperen la confianza de los clientes y sus públicos.

Claramente nada reemplazará la conexión humana directa, la experiencia y la emoción de la presencialidad en un evento; sin embargo, la tecnología nos permite llegar a más público, aumentando nuestra audiencia y por cierto, a un menor costo por contacto.

Un nuevo escenario, donde los productores de eventos han de ser protagonistas y no espectadores, lo que requiere potenciar su creatividad, buscando propuestas de eventos más responsables y eficientes, generando contenidos personalizados y experiencias con un menor impacto ambiental e incorporando nuevos formatos de comunicación para dar más valor de marca a sus clientes. 

Y sí, para que los eventos nos sigan spoileando la vida.