Estudiante de Dirección y Producción de Eventos, Javier González Hoffmann, es parte de los tantos alumnos que se forman académicamente en la Sede de Viña del Mar. Acompañado de su inseparable bicicleta y con una sonrisa que nunca desaparece de su rostro, el alumno de tercer año nos contó cómo fue su periplo en su primera práctica; además de algunos pormenores que lo llevaron a elegir una carrera profesional no convencional.
No cabe duda que Javier, es un estudiante que se caracteriza por su alegría y buena voluntad. Sin ir más lejos, y a pesar de su condición de estudiante ha logrado destacar en su paso por la institución, transformándose en reiteradas ocasiones en un colaborador más de la Sede de Viña del Mar cuando de eventos y actividades se trata. Con una disposición que traspasa fronteras, Javier señaló que, “al principio y mientras estaba en el colegio tuve muchas instancias que me motivaron a estudiar producción de eventos, participando de la organización de alianzas y actividades dentro del establecimiento”.
En relación a la ayuda brindada en diferentes actividades que se desarrollan en la casa de estudios, Javier nos comenta que, “siempre me han apoyado en lo que he necesitado y lo agradezco porque la institución confía en ti y te cita para que puedas colaborar. Me he sorprendido lo contemplado que me tienen porque me motiva a seguir el camino de la producción”.
Su primer reto profesional
Javier debió enfrentar su primera pasantía profesional, experiencia que lo llevó a conocer y advertir el mercado laboral en que se desarrollará una vez que finalicen sus estudios superiores. Además de ello, este tipo de instancias generan experiencia y contribuyen a poner en práctica todos los conocimientos adquiridos durante los años de estudios.
El lugar escogido por el alumno de tercer año fue Espacio Riesco, donde tuvo la posibilidad de desempeñarse como Supervisor de Eventos. “Tuve gente a cargo porque mi responsabilidad era tremenda, ya que tenía contacto directo con el cliente; además de coordinar los detalles para que todo saliera lo mejor posible. Estuve en muchos eventos, más de veinte. El último del que participé fue una actividad para más de 6000 mil personas”.
“Además participé de los backstages en los eventos donde tuve la posibilidad de tener contacto directo con los artistas participantes. Fue una experiencia bonita, donde aprendí mucho. Conocí montaje y tecnología nueva que están entrando al rubro. Reconozco que los ramos que tuve en Culinary me ayudaron bastante lo que permitió desarrollarme bien en la práctica porque conocía los tecnicismos y la parte de la tecnología empleada”.
Más allá de las vivencias y los aprendido dentro de la práctica profesional, Javier saca conclusiones de su paso por Espacio Riesco, y señala que, “cada cliente es diferente y cada evento también. Son experiencias que cada uno te hace vivir y aprender”.
El por qué de Culinary
Tal como nos señaló, Javier desde el colegio que gustó de los eventos; no obstante, y para profesionalizar su pasión debió elegir una casa de estudios. “Cuando conocí Culinary y pude ver la malla curricular me pareció la más completa en comparación a otras instituciones. Lo he podido ver en mi vida estudiantil, las asignaturas me han servido de una u otra manera, y agradezco el haberlos tenido”.