En Culinary, la cocina no es el único espacio donde se gesta el cambio. Desde la Dirección de Género, Inclusión y Convivencia, Andrea Campos trabaja con convicción para cultivar un entorno donde la diversidad no solo se respete, sino que se celebre.
“Queremos formar personas comprometidas con una convivencia basada en el respeto, la dignidad y la equidad”, señala Andrea, destacando que su misión va más allá del aula. Se trata de impulsar una cultura institucional que abrace la inclusión como una manera de relacionarse. “No basta con ser un profesional de excelencia; debemos ser agentes de cambio también en nuestras comunidades.”
En un rubro tradicionalmente marcado por jerarquías rígidas y sesgos de género, la inclusión se vuelve no solo una necesidad, sino una responsabilidad. “La cocina ha sido históricamente un espacio muy masculinizado. Eso ha dejado huellas profundas, y es nuestro deber abordarlas desde la formación”, afirma. Sin embargo, no todo son desafíos: Andrea también destaca los avances que ya se ven, como el auge del emprendimiento gastronómico liderado por mujeres y una cultura del respeto que empieza a permear el sector.
Para este año, uno de los proyectos más emblemáticos impulsados por su dirección es el fortalecimiento del acompañamiento psicoemocional y psicopedagógico para estudiantes. “Queremos derribar barreras que enfrentan nuestros alumnos y alumnas, ya sea por temas de salud mental, necesidades educativas especiales u otras razones”, explica. A través de una estrategia de difusión activa, Culinary busca normalizar el acceso a estos apoyos y reforzar su compromiso con una comunidad inclusiva y respetuosa.