Conocimos a Diego, y nos contó de donde proviene su cariño por la cocina, su experiencia en Culinary y los desafíos que debió enfrentar en Chile y el extranjero a través de sus pasantías profesionales.
Extrovertido, inquieto y “busquilla” son palabras que definen al joven estudiante de Administración de Artes Culinarias y Servicios, Diego Fernandino. “Desde chico me gustaba pintar y la música. La cocina siempre estuvo presente como punto de encuentro familiar. Disfrutaba cocinado con mis papás, mis abuelos; y ya más grande, con los amigos, lo que me hace asociarlo a una actividad de disfrute y que se realiza con cariño”.
Estudiar una carrera no convencional no fue impedimento para Diego al momento de seguir un camino diferente al tradicional, el mismo nos comenta que, “de niño me enseñaron a que uno es feliz y tiene éxito en la vida cuando hace lo que le gusta. Tuve varias opciones de profesiones tradicionales, pero nunca me vi sentado tras un escritorio. Me veía haciendo cosas, creando”.
Con 17 años, y ad portas de rendir la Prueba de Selección Universitaria (PSU), el joven artista de las artes culinarias, comenzaba sus labores en cocina para el restorán Osadía, donde estuvo cerca de tres meses.
Diego se encuentra en su último año de carrera, y gracias a los conocimientos que forjó durante los años de estudio, inició su camino laboral antes de egresar. En la actualidad, el joven cocinero, trabaja desde el año 2016 en el Restaurant Hanzo; además de tener su propio emprendimiento en el rubro del catering, iniciativa propia que se gestó en el primer año que estaba en la carrera.
Sus motivaciones para elegir la casa de estudios estuvieron dirigidas más allá de querer seguir aprendiendo el arte de la cocina. “Sabía que era indispensable saber administrar para poder aspirar a tener un negocio propio. Había varias opciones, y me decidí por Culinary porque cumplía con los requisitos y tenía una malla muy completa”.
Su experiencia en las prácticas profesionales
Su primer reto fue de la mano del Restorán La Perla del Pacífico, donde tuvo la posibilidad de estar en casi todos los cuartos de la cocina, lo que lo ayudó a ir nutriéndose de cada área. Aprendí lo que era el trabajo rápido y en lugares pequeños. Llegábamos a atender a más de 300 personas por servicio. A nivel profesional y personal, valoro la paciencia y la buena voluntad a la hora de enseñarme”.
Para su segunda experiencia, se armó de valor y decidió cruzar el Atlántico para aterrizar en Barcelona, España. Con una maleta llena de sueños, llegó al Restorán ABac, que posee dos estrellas Michelin. Diego, define la vivencia “como un gran cambio a lo que había visto en las labores de cocina y como la profesionalización estaba en cada detalle”.
Las labores de Diego estuvieron centradas en los cuartos de pastelería y pescados, éste último sería una de las instancias más duraderas durante la pasantía. “Mi trabajo consistía en recibir los productos y partían desde el fileteado hasta que se montaba el plato, un proceso que llevaba muchos pasos y detalles como las decoraciones y acompañamientos de cada uno de ellos”.
La tenacidad y el sacrificio llevado a cabo, hicieron que Diego lograra trabajar a la par con sus jefes del cuarto, ayudándolos a montar los platos y dirigir a los nuevos practicantes. “A pesar de haber sido una experiencia muy dura, en términos de jornada laboral y altas exigencias competitivas de los más de 20 practicantes, me fui ganado la confianza de mis pares y jefes”.
“A nivel profesional, fue un gran salto en conocimiento de cocina de vanguardia. Vi y utilicé productos que no conocía y con los cuales nunca había trabajado”.
Últimas palabras
Digno de un manifiesto a la cocina, Diego quiso compartir unas últimas palabras en relación a lo que define su pasión. “La cocina es una labor muy sacrificada y con mucha presión. El cocinero tiene que ser una persona que se adapte fácilmente tanto a la gente con la que trabaja como al lugar mismo donde desempeña su labor, que no siempre es el óptimo. Sin embargo, todos estos aspectos negativos quedan atrás cuando llego a mi casa y siento la realización personal. Soy feliz en la cocina y mi pasión es siempre estar creando nuevos sabores”.