Por: Amoriette Pérez, Coordinadora Académica Culinary Santiago.
La transición desde la educación media a la educación superior, supone un cambio significativo, en términos de rutina, alimentación, transporte, autonomía, horarios, organización de aprendizajes, etc. todos estos, son factores que inciden en el rendimiento final de los estudiantes.
Uno de los grandes mitos que persigue al término “estrés” es que esté es malo o poco adaptativo; sin embargo, el estrés inicialmente es provechoso, ya que permite activar al ser humano y así responder a las demandas del entorno. Cuando el estrés es prolongado, el cuerpo y la mente se agotan y es ahí cuando éste se convierte un problema necesario de detectar y tratar a tiempo.
La situación se vuelve preocupante, cuando el Ministerio de Salud señala que el 25% de la población se ha sentido estresado en la última década (MINSAL, 2009). Frenar el estrés a tiempo, y mantener estilos de vida saludable, en términos de autocuidado, alimentación, tiempo libre, etc. son la antesala para prevenir, por ejemplo, la ansiedad y depresión en la población.
¿Qué es el estrés?
Existen diferentes tipos de estrés; sin embargo, a modo general, éste es considerado como el conjunto de procesos y respuestas neuroendocrinas, inmunológicas, emocionales y conductuales ante situaciones que significan una demanda de adaptación mayor que lo habitual para el organismo, y/o son percibidas por el individuo como amenaza o peligro, ya sea para su integridad biológica o psicológica (Tracco, 2002).
¿Cómo se manifiesta el estrés?
Según Melgosa, el estrés alcanza tres etapas y Nogadera las describe como:
Fase alarma: Ante la aparición de un peligro o estresor se produce una reacción de alarma durante la que baja la resistencia por debajo de lo normal. Es muy importante resaltar que todos los procesos que se producen son reacciones encaminadas a preparar el organismo para la acción de afrontar una tarea o esfuerzo. Dentro de los síntomas más comunes, se encuentran: dilatación de pupilas, aumento de la frecuencia cardiaca, aumento de la capacidad respiratoria etc.
Fase resistencia: En ella el organismo intenta superar, adaptarse o afrontar la presencia de los factores que percibe como una amenaza o del agente nocivo y se producen las siguientes reacciones, los síntomas físicos desaparecen.
Fase agotamiento: Ocurre cuando la agresión se repite con frecuencia o es de larga duración, y cuando los recursos de la persona para conseguir un nivel de adaptación no son suficientes, las reacciones son caracterizadas, por fatiga ansiedad y en ciertos casos depresión.
¿Qué es el estrés académico?
Habiendo descrito a modo general qué es el estrés y sus etapas, es importante mencionar que desde los grados preescolares hasta la educación universitaria de posgrado, cuando una persona está en un período de aprendizaje experimenta tensión, a ésta se le denomina estrés académico, y ocurre, tanto en el estudio individual, como en el aula escolar (Lazarus, 2000) y según Lazarus el estrés académico es aquel que padecen los alumnos de educación media-superior y superior que tienen como fuente a estresores relacionados con las actividades que van a desarrollar en el ámbito escolar.
Causas de estrés académico
Las exigencias que pueden dar origen al estrés son de dos tipos (Lazarus & Folkman, 1986):
- Exigencias internas: son aquellas que nos realizamos nosotros mismos, especialmente cuando predomina la autoexigencia, la necesidad de control, altas expectativas al logro, entre otros.
- Exigencias externas: son aquellas que provienen de nuestro entorno, como por ejemplo, una gran cantidad de evaluaciones y un alto nivel de dificultad de los contenidos en conjunto con poco tiempo disponible para hacerles frente.
Manifestaciones
Martín, (2007) señala una serie de manifestaciones con las que es posible identificar si estás atravesando un cuadro de estrés.
- Físicas: Dificultades para dormir, somnolencia, cansancio y fatiga, dolores de cabeza o jaqueca, dolores estomacales y/o colon irritable, bruxismo (tensión de mandíbulas), dolor de espalda, taquicardia o palpitaciones fuertes, aumento o disminución del apetito,
- Psicológicas y emocionales: Inquietud o hiperactividad, tristeza o desgano, ansiedad constate, dificultades para concentrarse, dificultades para pensar (quedar en blanco), problemas de memoria (olvidos frecuentes), irritabilidad frecuente, temor por no poder cumplir las obligaciones, baja motivación para actividades académicas, angustia y/o ganas de llorar frecuentemente.
- Conductuales: Frecuente tendencia a discutir con los demás, necesidad de estar solo o aislarse, aumento del consumo de café o tabaco, preferir otras actividades obre el estudio, tendencia a dejar de hacer deporte, por desgano o apatía.
¿Cómo enfrentar el estrés?
Martín, (2007) considera que existe una serie de acciones que permiten prevenir gran parte de las manifestaciones:
- Planifica las actividades y asigna prioridad a cada una de ellas
- Utilizar diversas técnicas de estudio, ajustadas al propio estilo de aprendizaje y tipo de contenidos a estudiar
- Mantener una alimentación saludable en horarios estables
- Practicar deporte o actividades recreativas
- Dedicar tiempo a pasatiempos y hobbies
- Mantener ciclos de sueño estables
- Busca ayuda con un profesional
Ya lo sabes, si estás atravesando periodos de estrés de manera frecuente, busca ayuda con un profesional, organiza tus actividades y mantén hábitos de vida saludable.
Si quieres mayor información puedes comunicarte con Amoriette Perez, Coordinadora Académica Sede Santiago al mail aperez@culinary.cl.